Desde
el primer amor
Desde
el primer amor estoy contigo
siguiendo
tus pisadas, caminando,
y
en mi ser -siempre tuyo- vas creando
la
mente de un constante y fiel amigo.
La
paz, con tu recuerdo, va conmigo,
y
un río de pasión está sangrando,
y
no puedo evitar de vez en cuando
mi
lágrima de amor por tu castigo.
En
esta tarde azul, como una ola,
el
corazón reparte la simiente
sobre
un campo vestido de amapola.
Por
tu gracia, Señor, eternamente
he
de ver ese cetro que enarbola
la
humildad y el amor más diligente.
Antonio
Barceló Roldán (Apocalipsis 2:4)
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