MUJER VIRTUOSA: Proverbios 31:10

05 abril 2016



Elogio de la mujer hacendosa
10Mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Su valor supera en mucho al de las joyas. 11En ella confía el corazón de su marido, y no carecerá de ganancias.…
Referencia Cruzada
Rut 3:11
Ahora hija mía, no temas. Haré por ti todo lo que me pidas, pues todo mi pueblo en la ciudad sabe que eres una mujer virtuosa.
1 Samuel 25:3
El hombre se llamaba Nabal, y su mujer se llamaba Abigail. Y la mujer era inteligente y de hermosa apariencia, pero el hombre era áspero y malo en sus tratos, y era calebita.
Job 28:18
Coral y cristal ni se mencionen; la adquisición de la sabiduría es mejor que las perlas.
Proverbios 8:11
porque mejor es la sabiduría que las joyas, y todas las cosas deseables no pueden compararse con ella.
Proverbios 12:4
La mujer virtuosa es corona de su marido, mas la que lo avergüenza es como podredumbre en sus huesos.
Proverbios 14:1
La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con sus manos la derriba.
Proverbios 18:22
El que halla esposa halla algo bueno y alcanza el favor del SEÑOR.
Proverbios 19:14
Casa y riqueza son herencia de los padres, pero la mujer prudente viene del SEÑOR.
Proverbios 31:11
En ella confía el corazón de su marido, y no carecerá de ganancias.

POEMAS CRISTIANOS


¡DESPERTAD!

Joachim Neander(1650-1680)
Poeta alemán reformado.


¡Despertad, oh despertad, cristianos todos!
Ha llegado la hora de preparar las lámparas.
Ya se oyen los gritos de lejos que instan:
“¡Daos prisa!, alistaos para velar y orar
en este tiempo final”.

Claman a voces los guardas desde las alturas:
“Genios soberbios, ¡despertad,
dejad vuestra altanería!
¡Vestíos con la humildad de Cristo!”
Esta hora avanzada exige nuestra vigilancia;
las sauces infernales se ensanchan ya.

Despertad de vuestras concupiscencias
y de la avaricia, oh cristianos hipócritas,
¡despertad ya! ¡Abandonad los senderos del
pecado y la calma tramposa de las seguridades!
¡Olvidad vuestros sueños y risas festivas!
Aprended a esperar, a orar y a vigilar -
para vuestra propia dicha.


POEMAS CRISTIANOS


Sostennos firmes, ¡oh Señor!



Sostennos firmes, ¡oh Señor!,
En la Palabra de Tu amor;
Refrena a los que en su maldad
Tu reino quieren derribar.

Demuestra Tu poder, Jesús,
Pues rey de reyes eres Tú;
Haz que Tu amada cristiandad
Te alabe con sinceridad.

¡Oh Santo Espíritu de Dios!
Escucha de Tu grey la voz;
Conserva en ella la unidad
Y guárdala en Tu santa paz. Amén.


(Martín Lutero)

POEMAS CRISTIANOS

04 abril 2016


 
                                           SEÑOR, ENVÍANOS

                                    

                               Otoñal el tiempo se ha tornado,
                                    arrancando de los árboles las hojas
                                    que voltean por el viento desatado
                                    y caen a tierra cual yertas mariposas.

                                    De cobre y amarillo van cubriendo
                                    el césped y la arena como un manto;
                                    yacen muertas, dormidas sin aliento,
                                    desgajadas por siempre de su árbol

                                    Padre amado, ¡cuántas almas perecen,
                                    separadas de ti y de tu amor,
                                    y caen sin conocer a quien merece
                                    la gloria y la alabanza y el loor!

                                    Verles, Señor, es dolorosa herida,
                                    pues, cual hojas privadas de su savia,
                                    viven en realidad sin tener vida,
                                    por no haber recibido tu palabra.

                                    Envíanos, Dios santo, a predicar,
                                    a socorrer a tantos que se pierden,
                                    a hablarles del amor y de la paz
                                    que Jesús quiere a todos ofrecerles.

                                    ¡Son tan grandes los campos!
                                    ¡Tan cercana la siega!
                                    ¡Oh, Señor, en tu amor confiamos,
                                    para que haya abundante cosecha!

                                                    Miguel Hernández Iniesta

Tengo un novio de cuando no era creyente. Él sigue la vida de siempre y sé que estoy en yugo desigual ¿Debo dejarlo?

Pastor: Dawlin A. Ureña.

Jesús enseñó que si un ojo nos era causa de que perdiéramos nuestra alma, que es lo más valioso que tenemos, deberíamos estar dispuestos a sacarnos ese ojo con tal de salvar nuestra alma.


»Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala y échala de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno."
Mateo 5: 29-30

En otras palabras, ahora que usted es salva, no pierda su salvación, no eche a perder su destino eterno por un hombre que no es creyente. Si ustedes estuvieran casado o si tuvieran hijos fuera diferente, pero sin estarlo, usted tiene la libertad y estoy seguro que el Espíritu le está redarguyendo a que lo deje.


"No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión, la luz con las tinieblas? ¿Qué armonía puede haber entre Cristo y Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Y vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: «Habitaré y andaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo». Por lo cual, «Salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Señor" 2 
Corintios 6:14-16


Sé que será una decisión difícil. Pero ¿Quién dijo que lograr la salvación sería fácil?


Estamos en medio de una batalla campal. Las tinieblas luchan contra la luz. Nosotros, como hijos de la luz no deberíamos dejarnos influenciar por los hijos de las tinieblas y el único contacto que debemos tener con ellos es para tratar de traerlos a la luz. No debemos nunca ponernos a nosotros mismos en una situación donde sean ellos los que terminen trayéndonos a nosotros hacia las tinieblas.


"Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no solamente cuando estoy presente, sino mucho más ahora que estoy ausente, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad." 
Filipenses 2: 12

¿Qué dice la Biblia acerca de los Tatuajes?

Pastor Dawlin A. Ureña.

Como hijos de Dios, cuando nos enfrentamos a decisiones importantes en nuestras vidas generalmente tendemos a hacernos esa pregunta: ¿Qué cree Dios sobre esto o sobre lo otro? Y sobre algo que hacemos a nuestros cuerpos que tiende a permanecer con nosotros prácticamente toda una vida, con frecuencia uno se pregunta:

¿Qué dice la Biblia acerca de los Tatuajes?
Cuando alguien habla francamente, en mi país usualmente decimos que esa persona "no tiene pelos en la lengua". En otras palabras, esa persona es totalmente clara y franca.

En Levíticos 19:28 "No se hagan heridas en el cuerpo… ni tatuajes en la piel. Yo soy el Señor."

A veces decimos que somos creyentes y que el Dios de la Biblia es nuestro Dios. Pero a sabiendas de los deseos explícitos de Dios, muchas veces contradecimos o soberbiamente desobedecemos a Dios.

Yo admito que existen áreas que en la Biblia están sujetas a interpretación ya que no se nos dan instrucciones explícitas y detalladas. Sin embargo, ¡nadie puede decir que este es el caso en lo referente a los tatuajes! 
     
Si hace 3,000 años a Dios no le complacía que nos mutiláramos la piel con heridas y con marcas imborrables como son los tatuajes, a Dios tampoco le agrada que lo hagamos hoy.

¿Qué hago? ¡Ya tengo un tatuaje!

Si usted lo hizo mientras no conocía que esa era la voluntad de Dios y ahora anda en los caminos de Cristo Jesús, bueno… ¿Quién puede tirar la primera piedra? ¿Quién de nosotros, los demás que somos salvos puede decir que en su vida anterior no cometió algún pecado? En otras palabras, usted no es el único que ha vivido una vida de constantes pecados y errores. ¡Los que somos salvos somos salvos precisamente de eso - De nuestros anteriores pecados!

No permita que el Maligno le traiga condenación a su corazón, ni tampoco permita que ningún otro miembro de la congregación le ponga dudas de su salvación y redención. Si alguien le aborda de manera acusatoria, inmediatamente cítele la historia de la mujer que fue atrapada siéndole infiel a su esposo. "El que esté libre de pecado que tire la primera piedra".

Cuando yo estaba perdido en el mundo, un día, embriagado, salí en mi motocicleta, sin casco protector y tuve un terrible accidente. MI cara quedó marcada con varias cicatrices. Hoy Dios me ha salvado y me dio una nueva identidad. Pues hoy, aunque fácilmente podría hacerme una cirugía plástica y borrar toda huella de mi error de ese día, prefiero quedarme con la cicatriz en mi ojo derecho. ¿Por qué? Porque cada vez que me miro al espejo me acuerdo que Dios me libró de la muerte ese día del accidente.
Usted puede recordar de dónde Cristo lo sacó y de cuántas cosas sucias lo limpió cada vez que usted se mire el tatuaje.
Cristo lo ama sin importar sus errores cometidos en el pasado. Sin embargo, si usted hoy no tiene un tatuaje y se siente con los deseos de hacerlo, ¡no lo haga!
La Biblia nos advierte sobre pecar a sabiendas de lo que estamos haciendo:

"Si pecamos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, 27 sino una horrenda expectación de juicio y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios" Hebreos 10:26

¿Qué si lo que me hago es un tatuaje cristiano - una cruz o un Jesús?
Para algunas personas que tienen el problema de buen entendimiento, permítanmen repetirles algo que ya mencionamos antes:
"No se hagan heridas en el cuerpo… ni tatuajes en la piel. Yo soy el Señor."
Levíticos 19:28

Jesús perdona a una mujer adúltera

03 abril 2016

En seguida se retiraron cada uno a su casa. Jesús se retiró al monte de los Olivos: Y al romper el día volvió según costumbre al templo; y como todo el pueblo concurría a él, sentándose se puso a enseñarlos. Cuando he aquí que los escribas y fariseos traen a una mujer cogida en adulterio y, poniéndola en medio, dijeron a Jesús : Maestro, esta mujer acaba de ser sorprendida en adulterio. Moisés en la ley nos tiene mandado apedrear a las adúlteras. Tú ¿qué dices a esto? Lo cual preguntaban para tentarle y poder acusarle. Pero Jesús se inclinó hacia el suelo, y con el dedo escribía en la tierra. Mas como porfiasen ellos en preguntarle, se enderezó, y les dijo: El que de vosotros se halla sin pecado, que le tire la primera piedra. Y volviendo a inclinarse otra vez, continuaba escribiendo en el suelo. Mas, oída tal respuesta, se iban escabullendo uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta que dejaron solo a Jesús y a la mujer que estaba en medio. Entonces Jesús , enderezándose, le dijo: Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Nadie te ha condenado? Ella respondió: Nadie, Señor. Y Jesús compadecido le dijo: Pues tampoco yo te condenaré. Anda, y no peques más. Juan 7.53–8.11

Miseria y misericordia.

Los escribas y fariseos se habían lanzado a buscar alguna acusación para desacreditar a Jesús; y aquí creían que le podrían colocar entre la espada y la pared de manera que no tuviera salida. Cuando surgía una cuestión legal difícil, la costumbre era presentársela a un rabino para que decidiera; así es que los escribas y fariseos le trajeron a Jesús a una mujer que había sido sorprendida en adulterio.
Desde el punto de vista de la ley judía, el adulterio era un grave delito. Los rabinos decían: «Un judío tiene que morir antes de cometer idolatría, asesinato o adulterio.» El adulterio era, pues, uno de los tres pecados más graves, y se castigaba con la pena de muerte, aunque había algunas diferencias en cuanto a la manera de ejecutarla. Levítico 20:10 establece: «Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos.» Allí no se especifica la forma de la ejecución. Deuteronomio 22: 2324 establece el castigo en el caso de una mujer que ya está comprometida. En ese caso, ella y el que la sedujo se traerán fuera de las puertas de la ciudad, «y los apedrearéis, y morirán.» La Misná, es decir, la ley judía codificada, establece que la pena por adulterio es la estrangulación, y hasta el método de la estrangulación de detalla: «El hombre se meterá en estiércol hasta las rodillas, con una toalla suave enrollada al cuello (para que no le quede ninguna marca, ya que el castigo es castigo de Dios). Entonces un hombre tirará en un sentido y otro en otro hasta que el reo muera.» La Misná reitera que, en ese caso, hay que lapidar a la mujer. Desde el punto de vista puramente legal, los escribas y fariseos eran perfectamente correctos. Aquella mujer debía morir apedreada.
El dilema en que pensaban meter a Jesús era el siguiente. Si decía que la mujer tenía que ser apedreada, había dos consecuencias. La primera, que Jesús perdería su reputación de piadoso, y ya nunca se le llamaría « amigo de los pecadores». La segunda, que entraría en conflicto con la ley romana, que prohibía a los judíos dictar y ejecutar sentencia de muerte. Si decía que había que perdonar a la mujer, dirían inmediatamente que Jesús enseñaba a quebrantar la ley de Moisés, y que estaba condonando y hasta fomentando el adulterio. Los escribas y fariseos creían que Jesús no se les podría escapar de la trampa; pero Él le dio la vuelta al juicio de tal manera que hizo recaer la acusación contra los acusadores.
Al principio, Jesús estaba inclinado y escribiendo en el suelo con el dedo. ¿Por qué? Hay cuatro posibles razones.
(i) Puede que quisiera sencillamente ganar tiempo y no dar una respuesta precipitada. En ese breve momento puede que estuviera pensándose la cuestión, y presentándosela a Dios.

(ii) Algunos manuscritos añaden: «Como si no los hubiera oído.» Puede que Jesús obligara deliberadamente a los escribas y fariseos a repetir la acusación, para que se dieran cuenta del sadismo que encerraba.