Hay
profunda calma en el rebaño
El Pastor apacienta las ovejas
Vigila muy de cerca sus sueños
Ahuyenta al enemigo fiero
Que
asecha a sus ovejas en el Redil.
Muy de mañana clamas al Señor
Para que dé fuerzas a tus débiles ovejas
Agradeciéndole por la fortaleza de los más fuertes
Cada día sigues las pisadas del Rebaño
Tratando
de guiarlas por el buen camino.
Las
orientas por el camino de abundante pastos
De grandes y cristalinas manantiales de agua viva
Tienes tanto amor por la oveja débil,
Le
dedicas más tiempo que a las demás
Con afanoso cariño la encaminas por el buen camino.
Al alejamiento de una de ellas
Con mucha premura vas tras ella
y con ternura del cielo la vuelve al redil
La alimentas con fresco pasto, le sacia su sed
Y
en tus brazos la cobija para darle seguridad.
Si no la hallaras, la buscas con dolor en tu alma
Te quebranta al no saber nada de ella
¿Donde la encontraré? te pregunta angustiado
¡Guíame
Señor! en pos de ella suplicas reverente
Llévame
donde esta, llévame Señor y Padre nuestro.
Al
fin de la jornada, con la oveja ya
encontrada
Te
postras de rodillas y agradeces a Dios, con cantos de alegría
Junto
a las demás ovejas, te confundes en alabanzas a nuestro Creador
Dándole gracias en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo
Por
la Salvación de la oveja extraviada.
Julio Solórzano Murga
15/10/2016