Salmos 136

27 enero 2014


Den gracias al Señor, porque él es bueno;
su gran amor perdura para siempre.
Den gracias al Dios de dioses;
su gran amor perdura para siempre.
Den gracias al Señor omnipotente;
su gran amor perdura para siempre.
Al único que hace grandes maravillas;
su gran amor perdura para siempre.
Al que con inteligencia hizo los cielos;
su gran amor perdura para siempre.
Al que expandió la tierra sobre las aguas;
su gran amor perdura para siempre.
Al que hizo las grandes luminarias;
su gran amor perdura para siempre.
El sol, para iluminar el día;
su gran amor perdura para siempre.
La luna y las estrellas, para iluminar la noche;
su gran amor perdura para siempre.
10 Al que hirió a los primogénitos de Egipto;
su gran amor perdura para siempre.
11 Al que sacó de Egipto a Israel;
su gran amor perdura para siempre.
12 Con mano poderosa y con brazo extendido;
su gran amor perdura para siempre.
13 Al que partió en dos el Mar Rojo;
su gran amor perdura para siempre.
14 Y por en medio hizo cruzar a Israel;
su gran amor perdura para siempre.
15 Pero hundió en el Mar Rojo al faraón y a su ejército;
su gran amor perdura para siempre.
16 Al que guió a su pueblo por el desierto;
su gran amor perdura para siempre.
17 Al que hirió de muerte a grandes reyes;
su gran amor perdura para siempre.
18 Al que a reyes poderosos les quitó la vida;
su gran amor perdura para siempre.
19 A Sijón, el rey amorreo;
su gran amor perdura para siempre.
20 A Og, el rey de Basán;
su gran amor perdura para siempre.
21 Cuyas tierras entregó como herencia;
su gran amor perdura para siempre.
22 Como herencia para su siervo Israel;
su gran amor perdura para siempre.
23 Al que nunca nos olvida, aunque estemos humillados;
su gran amor perdura para siempre.
24 Al que nos libra de nuestros adversarios;
su gran amor perdura para siempre.
25 Al que alimenta a todo ser viviente;
su gran amor perdura para siempre.
26 ¡Den gracias al Dios de los cielos!
¡Su gran amor perdura para siempre!


LOS NIÑOS AL ENCUENTRO CON DIOS.











ISAÍAS 41: 10

10  No temas,  porque Yo estoy contigo, no desmayes, porqué yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.



SALMOS 91

91  El que habita al abrigo del Altísimo, Morara Bajo la sombra del Omnipotente.
 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en EL Confiaré.
 Y EL te librará del lazo del cazador: De la peste destructora.
 Con SUS plumas te cubrirá, Y Debajo de Sus alas Estarás Seguro: Escudo y adarga es Su Verdad.
 No tendrás Temor de espanto nocturno, Ni de saeta Que vuele de Día;
 Ni pestilencia de Que ande en oscuridad, Ni mortandad de Que en Medio del día destruya.
 Caerán A tu lado mil, Y diez mil a tu Diestra: Mas a ti no Llegara.
 Ciertamente Con tus ojos mirarás, Y VERAS La Recompensa De Los impíos.
 Porque Tu cuenta de Puesto a Jehová, Que es mi esperanza. Al Altísimo Por Tu habitación,
10  No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada.
11  Pues  a sus ángeles Mandará  acerca de ti, Que te Guarden en Todos Tus caminos.
12  En Las Manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.
13  Sobre el León y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón.
14  Por Cuanto es mi ha Puesto su amor, Yo también lo libraré; lo pondré en alto, Por Cuanto ha Conocido a Mi nombre.
15  Me invocará, y yo le responderé; Con EL estaré yo en la angustia, Lo libraré, y le glorificaré.
16  Lo saciaré de larga vida, y le Y mostraré mi salvación.  

SALMOS 91

22 enero 2014




 1 El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente.

2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confiaré.

3 El te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora.

4 Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.

5 No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,

6 Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.

7 Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará
.
8 Ciertamente con tus ojos mirarás
Y verás la recompensa de los impíos.

9 Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu habitación,

10 No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.

11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos.

12 En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.

13 Sobre el león y el áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón.

14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.

15 Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré.

16 Lo saciaré de larga vida,
Y le mostraré mi salvación.

NALO ALVARADO: PARA MIS SERES QUERIDOS

01 enero 2014

Son las 8 de la noche del 29 de diciembre de 2013 y pensé en ti. Hoy, antes de iniciar un nuevo calendario, comparto contigo el poema más bello del mundo. Te lo envío porque eres el eslabón más importante de la cadena llamada AMOR. Para la traducción solamente tienes que sombrear al pie del poema. NALO



أبانا الذي في السماء الفن،
ليتقدس اسمك؛
ملكوتك؛
لتكن مشيئتك على الأرض كما في السماء.

تعطينا اليوم خبزنا اليومي؛
اغفر لنا ذنوبنا،
كما نغفر نحن لمن لنا عليه؛
لا تدخلنا في تجربة،
ونجنا من الشرير.
آمين.



Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad 
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos 
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén

Pasajes de la Sagrada Escritura sobre el Matrimonio y la Vida Familiar

31 diciembre 2013








La Biblia incluye muchas referencias al matrimonio y la vida familiar – desde su origen y propósito y el significado que Dios le dio, hasta la enseñanza de Cristo sobre el matrimonio y los hijos.

A continuación encontrará algunos pasajes que le pueden ser de utilidad para su enriquecimiento personal o para reflexión y discusión grupal sobre el tema del matrimonio y la riqueza de la vida familiar. 

Orígenes del matrimonio: 

• Génesis 1: 26–31 La creación del hombre y la mujer 

Génesis 1 nos recuerda de dónde venimos y a dónde vamos. Nuestro principio y nuestro fin están en el poder amoroso y el cuidado de nuestro Creador. Dios nos ama tanto que hizo que los seres humanos fueran la cima de la creación. Él reservó lo mejor para el final, así como el mejor vino para las bodas de Caná. Más significativo que el ser la cima de su creación es que la razón de nuestra dignidad y de nuestro valor como seres humanos, es el haber sido creados a imagen y 
semejanza de Dios. 

¿Somos como Dios? ¿Cómo puede ser posible? Dios en su bondad y misericordia infinitas creó al hombre y a la mujer para reflejar Su imagen al mundo. Individualmente, y más aún unidos, el hombre y la mujer se complementan y muestran al mundo la imagen de Dios. Dios es amoroso, fiel y da frutos – los mismos atributos los encontramos en el amor matrimonial. Dios nos hizo por amor para amar y ser amados. 

• Génesis 2: 4–25 Segundo relato de la creación del hombre y la mujer 

• Génesis 2: 18 No es bueno para el hombre estar solo; hagámosle una ayuda semejante a él 

• Génesis 2: 24 Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne.

Génesis 2 revela el amor de Dios por la creación. Dios le revela al hombre que necesita de otro ser para complementarse. Al percatarse de esto y de que no existe nada en la creación que pueda complementarlo, Dios creó a la mujer. Al verla el hombre se da cuenta de que se le ha dado lo que necesita para acercarse a la plenitud, una plenitud que sólo puede ser alcanzada en Dios.

 La mujer complementa al hombre de una manera única y que da vida a ambos. Juntos viven esta complementariedad física, sicológica y emocionalmente en su esfuerzo para unirse más en el amor del uno al otro y en el amor a Dios.
Dios provee para nuestras necesidades y nuestros más profundos anhelos serán colmados por Él. 

Enseñanzas sobre el matrimonio: 

• Mateo 19: 3–12 Jesús habla del matrimonio y el divorcio 

• Marcos 10: 2–12 Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre 

 Jesús usa la frase “en un principio” refiriéndose al plan de Dios sobre el matrimonio en respuesta a los fariseos cuando le preguntaron sobre el divorcio. Este plan sobre el matrimonio se encuentra en Génesis y es parte del orden natural de la creación; sin embargo, el pueblo se alejó del plan que Dios tenía para ellos y para el matrimonio. Jesús restauró el plan original del matrimonio: una unión permanente y amorosa entre un hombre y una mujer. Este amor es para toda la vida y da vida a quienes se han hecho una sola carne.

Jesús mostró que el matrimonio no era una mera invención humana sino que existía una realidad más profunda en el hecho de que, literalmente, dos personas se unieran. Ningún orden judicial puede disolver esta unión.

En lo más profundo de nuestros corazones todos deseamos que el amor perdure, que podamos tener la libertad de ser nosotros mismos en y sabernos amados tal cual somos. Siendo seres humanos es posible que nuestro amor nunca llegue a ser perfecto, pero el amor de Dios siempre lo es. 

• Efesios 4: 31–32 Desechen de entre ustedes los enojos, perdónense 

Por no amar perfectamente, como Dios nos ama, tenemos que estar continuamente pidiendo perdón y perdonándonos los unos a los otros. El matrimonio nos da la oportunidad de perfeccionar nuestro amor cuando pedimos perdón a nuestro ser amado cuando le herimos; nos esforzamos por vivir una vida de bondad y compasión aunque sabemos que no lo haremos del todo bien y que tendremos que pedir perdón y perdonar también. Perdonar no es fácil; no es simplemente cambiar de mentalidad, tampoco consiste en olvidar el daño causado sino en considerar sinceramente lo que ha sucedido y ofrecer al otro el perdón que nosotros mismos necesitamos. Dios siempre nos perdona cuando honestamente buscamos ser perdonados. 
Ninguna falta, ningún pecado, ninguna acción sobrepasa Su capacidad de perdonar – buscar Su perdón es encontrar la libertad. 

• Efesios 5: 25–33 Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia … es por esto que dejará a su padre y a su madre para unirse con  su esposa… 

¿Cuánto amó Cristo a su Iglesia? ¿Se ha preguntado esto alguna vez? Cristo amó tanto a su Iglesia que se entregó completamente, y dejó que lo golpearan y masacraran su cuerpo hasta morir por su amada esposa (la Iglesia). Esposos, ¿están ustedes dispuestos a morir por sus esposas? Esposas, ¿harían ustedes lo mismo por sus esposos? Cristo nos llama a amarnos unos a otros de modo que estemos dispuestos a morir… esto es especialmente cierto en el matrimonio. 
En el matrimonio debemos amar, querer y animar a nuestro esposo o esposa para ayudarle a alcanzar la felicidad del cielo; la meta de nuestro matrimonio no es meramente terrena, sino eterna. Su matrimonio tiene ramificaciones eternas – ayudar al otro (y a los hijos que se tengan) a llegar al cielo.

 El hombre y la mujer en el matrimonio son una sola carne, y como esposos 

nutrimos esta relación entregándonos el uno al otro y a nuestros hijos y superando nuestras tendencias egoístas; esto no es fácil o natural pero puede hacerse con la gracia de Dios.