Efesios 3: 18, 19, 20.
Block Cristiano, donde doy testimonio de mi amor por mi Señor y Salvador "Cristo Jesús" Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:13
Cristo Te Ama
19 marzo 2016
Yo y mi casa Serviremos a Jeová
JOSUÉ 24:15.
Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.
Obra de Extensión Huaura
18 marzo 2016
https://www.facebook.com/Obra-De-Extensi%C3%B3n-Huaura-566524553445941/
Versos Paralelos
La Biblia de las Américas
Pero Jesús dijo: Dejad a los niños, y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como éstos es el reino de los cielos. La Nueva Biblia de los Hispanos Pero Jesús dijo: "Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a Mí, porque de los que son como éstos es el reino de los cielos." Reina Valera Gómez Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se los impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos. Reina Valera 1909 Y Jesús dijo: Dejad á los niños, y no les impidáis de venir á mí; porque de los tales es el reino de los cielos. Biblia Jubileo 2000 Y Jesús dijo: Dejad a los niños, y no les impidáis de venir a mí; porque de los tales es el Reino de los cielos. Sagradas Escrituras 1569 Y Jesús dijo: Dejad a los niños, y no les impidáis de venir a mí; porque de los tales es el Reino de los cielos. Usadas con permiso. Reina Valera Gómez (© 2010) |
Dulce Oración
Mateo 6:5-15Reina-Valera Antigua (RVA)
5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en las sinagogas, y en los cantones de las calles en pie, para ser vistos de los hombres: de cierto os digo, que ya tienen su pago.
6 Mas tú, cuando ores, éntrate en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora á tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público.
7 Y orando, no seáis prolijos, como los Gentiles; que piensan que por su parlería serán oídos.
8 No os hagáis, pues, semejantes á ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
9 Vosotros pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
10 Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
11 Danos hoy nuestro pan cotidiano.
12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos á nuestros deudores.
13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal: porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
14 Porque si perdonareis á los hombres sus ofensas, os perdonará también á vosotros vuestro Padre celestial.
15 Mas si no perdonareis á los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
El Espíritu del Obrero de Dios
Hoy vemos el espíritu del obrero de Dios. Es de suma importancia que el espíritu de un obrero de Dios esté bien .... vamos a ver porque.
No estamos hablando del Espíritu Santo, sino el espíritu del ser humano. ¿Entraste en una casa alguna vez y sentiste que no había un buen espíritu – es decir, alguien estaba enojado, etc.? ¿O tuviste una charla con alguien y te diste cuenta enseguida que estaba enojado, amargado, frustrado o dañado? Asimismo, podemos decir que del otro lado de la moneda, hay momentos cuando hay tan buen “espíritu” en el ambiente que da gozo estar presente.
La Biblia nos enseña que en Caleb hubo otro espíritu (Números 14:24). Podemos hablar de lo que era este espíritu, en cambio quiero declarar lo queNO era este espíritu que Caleb tenía. El espíritu que Dios va a usar NO es un espíritu de:
1. NO es un Espíritu de Cobardía
Sin duda, Caleb no era un cobarde, sino un hombre de gran fe. Cuando 10 de los 12 espías lloraron diciendo que no se podría tomar posesión de la tierra prometida, Caleb se paró firme creyendo que era posible – no tenía ni miedo ni cobardía.
II Timoteo 1:7 nos dice: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía”. Muchas veces el espíritu de cobardía entra en el ministerio: miedo a que no me vayan a aceptar, a que no les vayan a gustar mis ideas, miedo a intentar algo que me salió mal en el pasado, etc. El espíritu de cobardía es exactamente lo que el diablo quiere, es lo opuesto a la fe. La fe me hace creer y hacer algo que no puedo ver con mis ojos, en cambio la cobardía dice, “tranquilo, no hay apuro ni necesidad de hacerlo, asimismo no querrás salir lastimado o terminar mal”.
Miro mi propia vida y digo, “gracias Dios por haber sido fiel y haberme ayudado a empezar el ministerio cuando no tenía casi nada de ayuda económica y estaba recién casado. Gracias Dios por darme la fe para mudarme a dos países y creer que la gente iba a llegar a una iglesia que ni existía todavía.” Francamente, es fácil mirar atrás y decir gracias, pero es difícil tomar otros pasos de fe en el presente y creer que Dios puede hacerlo de nuevo. Muchas veces el espíritu de cobardía ha levantado su cabeza y me ha quitado las ganas de lanzarme en un nuevo ministerio o en terreno no pisado.
Queridos amigos, no permitan que el espíritu de cobardía frene la obra de Dios en sus vidas. Cuantas veces vemos que Cristo no pudo obrar en un lugar porque la gente no tenía fe. El espíritu de cobardía quiere que nos quedemos tranquilos y no avancemos. Mientras hay multitudes sin Cristo y muchas posibilidades para avanzar para Cristo, los obreros de Dios NO pueden permitir que el espíritu de cobardía les frene, no les permita avanzar ni ver la mano de Dios.
2. NO es un Espíritu de Comparación
Cuantas veces somos culpables de compararnos entre nosotros – nuestros ministerios, familias, posiciones, influencias, etc. II Corintios 10:12 nos enseña que “… ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos.” La palabra juicioso significa actuar con madurez y cordura, entonces Dios nos dice que los que se comparan no actúan con cordura y madurez.
Cuando nos comparamos, sucede una de dos cosas, o salimos desanimados porque otro lo hace mejor o salimos orgullosos – pero ninguna de estas actitudes agrada a Dios. El obrero desanimado no podrá avanzar por su estado anímico y el orgulloso no avanzará porque Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.
El marido que compara a su esposa con otra mujer, nunca será feliz con su propia esposa. La persona que compara su nivel económico con otro nunca estará feliz con lo que Dios le de. El pastor que compara su iglesia con otra no puede ver las bendiciones que tiene de Dios. La comparación no edifica ni anima a nadie.
Si queremos que Dios nos use, no debemos tener un espíritu de comparación, en cambio debemos agradecer a Dios por lo que tenemos y ser diligentes en trabajar para ver mas fruto. Si nos comparamos a Cristo, quien es nuestro ejemplo, todos fallamos y todos tenemos lugar para trabajar.
Querido amigo y obrero en el servicio del Señor, te ruego que estés agradecido a Dios y seas diligente en trabajar para el Señor, no permitiendo que el diablo te destruya con un espíritu de comparación.
3. NO es un Espíritu de Crítica
Lamento decir esto, pero la crítica sale de mi boca muy fácilmente. Ya sea la crítica de otro obrero de Dios, de un vecino, de gente en la iglesia o de quien sea, el espíritu de crítica no es de Dios.
Me molesta y aun me duele cuando otros hablan mal de mi o me critican, pero cuando critico a otros, soy culpable de lo que odio – la crítica. Veamos como el rey sabio, Salomón, nos dice: “Tampoco apliques tu corazón a todas las cosas que se hablan, para que no oigas a tu siervo cuando dice mal de ti; porque tu corazón sabe que tú también dijiste mal de otros muchas veces” (Eclesiastés 7:21-22). Como golpea a nuestro sentir este versículo, puesto que comienza con la instrucción de no dolernos cuando hablan mal de nosotros y concluye diciendo que nosotros no somos tan inocentes porque ya sabemos que hemos hablado mal de otros – ¡duele!
En sí, cuando critico, estoy pensando que soy mejor que la otra persona – cuando la Biblia me enseña de preferirnos los unos a los otros (Romanos 12:10) y de estimar “cada uno a los demás como superiores a él mismo” (Filipenses 2:3). Dios nos golpea tan duro que dice que nuestra critica contra nuestro hermano nos hace hipócritas (Mateo 7:5).
El espíritu de crítica está tan ocupado mirando a los demás que no tiene tiempo de mirar, evaluar y mejorar su propia vida y ministerio. Dios no quiere que nadie tenga un espíritu de crítica… ¡especialmente los obreros de Dios!
Dios bendice el espíritu de amor, no el de crítica. Dios bendice el espíritu de una buena actitud, de fe y de coraje, los otros espíritus no son bendecidos.
Como obreros de Dios, necesitamos la mano y bendición de Dios sobre nuestras vidas y ministerios … pero requiere que cuidemos nuestros espíritus.
Obrero de Dios, cuida tu espíritu para que Dios te puede usar como un instrumento escogido y útil en Su obra.
Para Servir,
Jeffrey Bush
¿Qué significa tener temor de Dios?
Pregunta: "¿Qué significa tener temor de Dios?"
Respuesta: Para un no creyente, el temor de Dios es temer el juicio de Dios y la muerte eterna, la cual es la separación eterna de Dios
(Lucas 12:5; Pero os enseñaré a quien debéis temer; Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; si, os digo, a éste temed.
Hebreos 10:31). ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios Vivo!.
Para un creyente, el temor de Dios es algo muy diferente. El temor del creyente es el reverenciar a Dios.
Hebreos 12:28-29 es una buena descripción de esto, “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.” Esta reverencia y admiración es exactamente lo que significa el temor de Dios para los cristianos. Este es el factor que nos motiva a rendirnos al Creador del Universo.
Proverbios 1:7 declara, “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová...” Hasta que comprendamos quien es Dios, y desarrollemos un temor reverencial hacia Él, no podremos adquirir la verdadera sabiduría. La verdadera sabiduría sólo procede del entendimiento de quién es Dios – que Él es santo, justo y soberano.
Deuteronomio 10:12,20,21 dice, “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.” – “A Jehová tu Dios temerás, a Él solo servirás, a Él seguirás, y por su nombre jurarás. Él es el objeto de tu alabanza, y Él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto.” El temor de Dios es la base para nuestro andar en Sus caminos; servirle y sí, amarlo.
Muchos tienen la tendencia de minimizar el temor de Dios de los creyentes, interpretándolo como “respetarlo”. Mientras que el respeto indiscutiblemente está incluido en el concepto del temor de Dios, es mucho más que eso. El temor bíblico de Dios para un creyente, incluye el entender lo mucho que Dios aborrece el pecado y temer Su juicio sobre éste – aún en la vida de un creyente.
Hebreos 12:5-11 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijo se os dirige, diciendo: Hijo mio, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él. ...
Describe la disciplina de Dios hacia el creyente. Aunque es hecha en amor
(Hebreos 12:6), Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.
Aún así es algo para temerse. Como hijos, el temor a la disciplina de nuestros padres se espera que prevenga las malas acciones. Lo mismo debe ser verdad en nuestra relación con Dios. Debemos temer Su disciplina y por lo tanto, buscar el vivir nuestras vidas de tal manera que lo agrademos.
Los creyentes no deben “tener miedo” de Dios. No tenemos razón para tenerle miedo. Tenemos Su promesa de que nada podrá separarnos de Su amor
(Romanos 8:38-39). Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, Ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada, nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor Nuestro.
Tenemos Su promesa de que nunca nos dejará o desamparará (Hebreos 13:5).Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.
El temer a Dios significa tener tal reverencia por Él, que éste tenga un gran impacto en la manera en que vivimos nuestras vidas. El temor de Dios es reverenciarlo, someternos a Su disciplina, y adorarlo con admiración.
Cómo recibir poder de Dios
1 Corintios 4:20 "
Porque el reino de Dios no es cuestión de palabras, sino de poder..."
Este artículo aborda el tema de
la promesa, simple pero profunda, de recibir poder de Dios: su significado y
cómo obtenerlo.
Pasos
1
Lee las promesas que dio Jesús acerca de
recibir poder de Dios. Se encuentran en Lucas 24:49: “Yo voy a enviar sobre
ustedes la promesa de mi Padre; pero ustedes, quédense en la ciudad de
Jerusalén hasta que desde lo alto sean investidos de poder” y en Hechos 1:8: “Pero cuando venga sobre
ustedes el Espíritu Santo recibirán poder, y serán mis testigos en Jerusalén,
en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.
2
Fíjate que en el verso de Lucas se
asocia “poder” con “la promesa de mi (Jesús) Padre” ,y, en el de Hechos, se
asocia “poder” con el envío del Espíritu Santo.
3
Fíjate en Hechos 1:4-5 Jesús identificó la promesa del Padre
como el bautismo del Espíritu Santo para que veamos que el “poder” viene de la
misma fuente: el bautismo (recibir)del Espíritu Santo.
En Hechos 2:4, los discípulos recibieron poder cuando recibieron el Espíritu
Santo; también hablaron en lenguas. En Hechos 2:38, Pedro nos dice cómo recibir
poder indicándonos cómo se recibe el Espíritu Santo.
4
Para más información sobre cómo recibir
este poder, el Espíritu Santo, visita Cómo recibir el
Espíritu Santo según la Biblia.
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Consejos
Si bien el que recibe el Espíritu Santo
recibe poder, todavía tiene que “pedir, buscar y llamar” para poder verlo en
plenitud en su vida (ver Mateo 7:7-11)
Existen
varios aspectos sobre el poder de Dios:
Romanos 1:16 No me avergüenzo del evangelio, porque
es poder de Dios para la salvación de todo aquel que cree: en primer lugar,
para los judíos, y también para los que no lo son.
1Corintios 1:18 El mensaje de la cruz es ciertamente una
locura para los que se pierden, pero para los que se salvan, es decir, para
nosotros, es poder de Dios..
Sanar a los enfermos y hacer milagros en
el nombre de Jesús:
Juan 14:12 De cierto, de cierto les digo: El que
cree en mí, hará también las obras que yo hago; y aun mayores obras hará, porque
yo voy al Padre.
Efesios 3:20 Y a Aquel que es poderoso para hacer que
todas las cosas excedan a lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa
en nosotros,
Hechos 1:8 Pero cuando venga sobre ustedes el
Espíritu Santo recibirán poder, y serán mis testigos en Jerusalén, en Judea, en
Samaria, y hasta lo último de la tierra.
1 Corintios 2:4 Ni mi palabra ni mi predicación se
basaron en palabras persuasivas de sabiduría humana, sino en la demostración
del Espíritu y del poder,
Romanos 15:13 ¡Que el Dios de la esperanza los llene
de todo gozo y paz en la fe, para que rebosen de
esperanza por el poder del Espíritu Santo!
2 Timoteo 1:7 Porque no nos ha dado Dios un espíritu
de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Juan 2:23 Mientras Jesús estaba en Jerusalén
durante la fiesta de la pascua, muchos, al ver las señales que hacía, creyeron
en su nombre.
Hechos 8:6 Toda la gente escuchaba con atención lo
que les decía Felipe, y oían y veían los milagros que hacía.
1 Tesalonicenses 1:5 Pues nuestro evangelio no llegó a
ustedes solamente en palabras, sino también en poder, en el Espíritu Santo y
con plena convicción. Ustedes bien saben que, cuando estuvimos entre ustedes,
siempre buscamos su propio bien.
Dar testimonio de salvación Ejemplo de
testimonio de salvación: pritma".
Romanos 1:16 No me avergüenzo del evangelio, porque
es poder de Dios para la salvación de todo aquel que cree: en primer lugar,
para los judíos, y también para el griego.
1 Corintios 1:18 El mensaje de la cruz es ciertamente una
locura para los que se pierden, pero para los que se salvan, es decir, para
nosotros, es poder de Dios.
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