Fue en una cruz de madero
Donde entregaste tu vida por nosotros
Pagando así los pecados nuestros
Con tu sangre preciosa y amor verdadero.
Donde entregaste tu vida por nosotros
Pagando así los pecados nuestros
Con tu sangre preciosa y amor verdadero.
Tú me salvaste Señor; de muerte eterna
Entregaste tu vida con dolor escarnecido,
Cargaste nuestros pecados en tu cuerpo herido,
Sufriste cruel flagelo, por darnos vida eterna.
Hoy yace solitaria aquella cruz de madera,
No hay cuerpo, no hay clavos, no hay manto ensangrentado,
Resucitado estas en el cielo, junto al Padre como vez primera.
Gracias Señor mío por separarme para ti desde vientre materna,
Gracias por ser el Salvador de mi vida, gracias mi señor glorificado
Julio Solorzano Murga